Patton Faith No More, Bungle, Fantômas, Tomahawk and others

Información musical de Faith No More, Mr Bungle, Tomahawk, Fantômas, Peeping Tom, Lovage, Etc

Wednesday, July 12, 2006

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Un entretenido articulo de un medio chileno..

El regreso pop de Mike Patton ya está en Chile
El atleta del ritmo


“Cada canción es su propio universo”, dice el ex vocalista de Faith no More. Al borde de los 40, el estrambótico y talentoso músico quiere ser digerible por las masas con su último invento: “Peeping Tom”. Al “cumpleaños de monos” asistieron Bebe Gilberto, Massive Attack y Norah Jones.



Franco Fasola
La Nación


“Usa pedazos de ti mismo. Fluidos corporales. Mira a la izquierda y a la derecha. Examina las pertenencias de otros. Toma prestado. Roba. Y trata de obtener algún tipo de placer mientras lo haces”.

(Mike Patton, en el ensayo “Cómo nos comemos a nuestros hijos”, del libro “Arcana: Musicians on music”).



Hace 15 años, la prensa nacional quedaba completamente atónita con una contratación de última hora para participar en el Festival de Viña del Mar de 1991. Provenientes del Rock in Rio brasileño –y en reemplazo de una banda de la que hoy nadie se acuerda, Level 42–, unos hiperquinéticos chascones que mezclaban metal, funk y rap subían a la Quinta Vergara sin que muchos entendieran qué era lo que allí estaba pasando. Antonio Vodanovic y Paulina Nin daban las gracias a “No más fe” por presentar en Chile su último disco, “The real thing”, sólo disponible en casete y CD por importación directa por esos días.

De nada de eso se debe haber enterado Mike Patton, el excéntrico vocalista de Faith no More, un jovenzuelo de entonces 23 años que gritaba y se revolcaba en el escenario como un frenético demente, provocando la angustia de los perdidos camarógrafos de TVN y la risa nerviosa de Vodanovic, a quien le terminó dando una cariñosa palmada en el trasero, además de dedicarle una canción a “mi amor, Myriam Hernández”.

Pasaron los años y la fama de los sicóticos californianos fue creciendo junto con la década. Mike Patton ya era el sex symbol de millares de rockeras del planeta que cantaban y bailaban lentamente el cover de The Commodors “Easy” y pataleaban de rabia con “Digging the grave”.

Faith no More volvería a Chile en 1995 para tocar en el Monster of Rock del Teatro Monumental. De ese recital queda el recuerdo de una impresionante lluvia de verdes escupitajos y gorgojos recibidos con risa sádica y boca abierta por el bueno de Mike, quien en esa ocasión comenzó a transformarse en mito urbano, luego de, supuestamente, haber carreteado en el famoso tugurio 777 con el actor Luciano Cruz Coke y convertirse en íntimo del escritor Alberto Fuguet. Patton ya era, desde esa extraña visita en 1991, el primer ídolo globalizado que recibía el amor chileno.

REY POR UN DÍA, TONTO DE POR VIDA

Mike Patton nació en 1968 y a los 20 años de edad se convirtió en el líder y vocalista de una banda que tocaba en bares e invitaba a los más borrachos parroquianos a subirse al escenario a cantar. En reemplazo del último alcohólico de turno llegó Patton, la mente y el grito gutural tras la metralleta de exhibicionismo verbal y la meada transgresora sobre las buenas costumbres que lo llevaron incluso a guardar su vómito en una caja de jugo de naranja y a dejar medio kilo de sus propias heces en la puerta de la casa oficial de lady Di y el príncipe Carlos.

Con el fin del siglo, Patton y sus compinches terminaron con la magia y potencia musical y lírica de Faith no More. Corría 1997, pero Mike siguió con sus descabellados proyectos musicales: Mister Bungle, nombre venido de un payaso que asesinaba niños mientras repartía la torta, o Fantomas –por el nombre de una viejo film mexicano–, una especie de cómic musical que rediseñaba famosas bandas sonoras de películas y otro proyecto con el nombre y la actitud de un cohete: Tomahawk.

MÚSICA PARA INADAPTADOS

“Es hora de hacer las cosas a mi manera”, dijo cuando se aburrió de los sellos y fundó Ipecac Records. “Todas las cosas buenas tienen una forma de llegar al público y creo que es nuestra responsabilidad, o al menos es la mía, encontrar esa mierda. Esa es una de las razones por las que comencé un sello discográfico: para dar un hogar a algunos inadaptados musicales y poner un techo sobre sus cabezas”, dijo hace unos días al portal SuicideGirls.com.

Ahora, y en Ipecac, el amante de la coprolalia se aventura con un álbum en clave pop, que hizo en colaboración con nombres tan disímiles como la brasileña Bebe Gilberto, los ingleses de Massive Attack, el padre del drum and bass, Amon Tobin, y la angelical Norah Jones.

“Hay peligro en cualquier cosa que sea poco familiar. Ese es el mundo en que vivimos. La gente quiere ser recordada y palmoteada en la espalda; todos quieren que les digan cosas que ya saben. Estamos siendo constantemente alimentados por imágenes y se nos está diciendo qué nos debe gustar, qué es lo bueno, y la mayoría de las veces pienso que la gente disfruta viviendo así. En mi universo, ‘Peeping Tom’ es música pop, groove, como quieras llamarla. Esta es mi música romántica para llorar bien fuerte. Sé que esto no es Kylie Minogue o The Strokes y me doy cuenta que todo lo que hago siempre será un poco bastardo”, dijo al espacio de las chicas suicidas. LCD

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